Prof. Oscar Tangelson
Secretario de Política Económica – Ministerio de Economía y Producción de la República Argentina
El análisis de los acuerdos celebrados entre los países de América del Sur se debe realizar desde nuevas perspectivas, para que logre desentrañar tanto la magnitud y profundidad de sus contenidos como la direccionalidad transformadora de sus objetivos y propósitos.
El proceso de integración encuentra plena justificación en tres horizontes temporales.
En el pasado, en que nuestros pueblos, nuestros ejércitos y nuestros gobiernos comprendieron que no era posible la independencia de un país sin la independencia del otro.
En el presente, en el que la explotación coordinada de nuestros recursos y de nuestra actividad productiva, industrial y de servicios, permite reducir los costos e incrementar la competitividad de la región y, con ello, estar en mejores condiciones para hacer frente a los desafíos del desarrollo económico y social.
En el futuro, porque en el marco de la globalización de la economía mundial, convertir a nuestros territorios en un virtual puente bioceánico, garantiza la vinculación con los mercados más importantes del mundo sobre el Atlántico y sobre el Pacífico.
En el primer aspecto, la generosa confraternidad de las Guerras de la Independencia fue sustituída durante un siglo y medio por una visión confrontativa, alimentada por hipótesis de conflicto que nos pusieron al borde de luchas fratricidas.
El ejemplo de un conjunto de países que desgarrados por dos Guerras Mundiales, están siendo capaces de construir la Unión Europea, pone de relieve la posibilidad cierta de superar enconos y heridas en procura de un destino común.
La integración de sudamérica deja de ser sólo el sueño de Bolívar y San Martín postergado 170 años o una decisión política largamente frustrada por la desconfianza y los intereses sectoriales para convertirse, en los inicios del Tercer Milenio, en un verdadero requisito de sobrevivencia en un mundo signado por la globalización que, como toda crisis, plantea un riesgo pero también y, principalmente, una oportunidad.
Del mismo modo que, en Argentina, provincias dispersas y enfrentadas por interminables luchas internas fueron capaces en el siglo XIX de dictar una Constitución y crear una Nación para nosotros, para nuestros hijos y para todos los hombres del mundo de buena voluntad que quieran vivir en suelo argentino, los desafíos del presente y, especialmente, las incertidumbres del futuro nos enfrentan a un nuevo imperativo: la plena integración de un continente, la construcción de un puente del Atlántico al Pacífico, la consolidación de una América de esperanzas.
Es importante señalar los motivos que justifican la creciente importancia que se le asigna en este trabajo a la vinculación con el Pacífico y la necesidad, en ese marco, de modificar la natural tendencia del MERCOSUR a crecer orientado hacia el Atlántico, como viene ocurriendo desde inicios de la conquista española en el siglo XVI.
Resulta evidente que, al presente, se están consolidando tres áreas económicas a nivel internacional que participan, en conjunto de más del 85% del PBI mundial. La Unión Europea que aporta alrededor del 25%, el NAFTA con 32% y los países asiáticos con 30%. Eso asigna al Pacífico Norte una proporción cercana al 50% del producto y aún superior en el comercio mundial y en la población.
Las perspectivas hacia el mediano y largo plazo hacen previsible un aumento sostenido de la participación, en particular de los países asiáticos, en ambas variables. El cuadro que sigue pone de relieve que incrementar los esfuerzos de vinculación con el Pacífico es un objetivo justificable para las economías sudamericanas.
LOS 10 PAISES MAS GRANDES DEL MUNDO MEDIDOS POR EL PBI (PPC)
Como porcentaje del PBI mundial
Nota: Supuesto de las proyección: se aplicó una tasa de crecimiento anual equivalente al promedio de los últimos 5 años para cada país.
Resulta evidente que de una participación del 19.8% que acumulan en 1990, los países asiáticos pasarían en 2022 a representar el 38.9% del PBI mundial.
Es en ese contexto que la integración de Sudamérica debe orientarse hacia la creciente vinculación con el Pacífico, circunstancia tenida en cuenta en el diseño y orientación de IIRSA (Iniciativa de Infraestructura para la Región Sudamericana) que ha establecido como ejes estratégicos las tres cuencas fluviales del Orinoco, el Amazonas y el Río de la Plata, a través de la Hidrovía, dos corredores bioceánicos en el norte y centro de la Argentina y el eje andino que forma la columna vertebral del subcontinente.
La paulatina incorporación de los restantes países al Acuerdo del Mercosur no estará exenta de dificultades, de confrontación de intereses, de dudas y de controversias, pero debe prevalecer sobre todo ello el imperativo histórico de la integración. Una integración que no se expresa en un documento formal sino en las dimensiones compartidas de producción, trabajo, cultura, tecnología, legislación, sistemas educativos, complementación científica, comercio exterior, migraciones, construcción de infraestructura, protección del medio ambiente común, diseño de políticas homogéneas, desarrollo de regiones fronterizas aledañas, creación y consolidación de un espíritu de creciente confraternidad.
Ese trabajo cotidiano, esa búsqueda de espacios compartibles, encuentra en la producción un ámbito no sólo propicio, sino ineludible. Los tratados de Integración son una expresión genuina de esa necesidad y de la decisión política para darle respuesta.
Esta capacidad depende hoy de las herramientas que forjen los países sudamericanos para su funcionamiento en un mundo radicalmente distinto del que existía cuando se definieron los límites básicos entre los países de la región e, incluso, del que conocimos hasta apenas ayer.
Las actividades de la producción pueden constituir enclaves aislados pero, mejor aún, pueden convertirse en poderosas palancas inductoras de desarrollo en sus áreas de influencia, según las políticas que la Nación, las provincias y hasta los municipios involucrados sepan diseñar, coordinar e implementar para posibilitarlo.
Un desarrollo regional equilibrado constituye un factor fundamental para el bienestar de nuestros pueblos, tanto como para la misma cohesión y consistencia de las naciones, su potencial económico y su capacidad real para alcanzar su pleno desarrollo.
Pero resulta indispensable resaltar que los beneficios que cada país podría esperar de estos emprendimientos dependen en medida considerable de la concreción de los acuerdos de integración.
Y es que las fronteras sudamericanas, lejos de dividirnos, materializan la proximidad de pueblos, recursos e infraestructuras aptos para muy concretas complementaciones y sinergias en beneficio común.
Asimismo, el tendido de gasoductos y de redes eléctricas, viales y ferroviarias que requieren estos emprendimientos, tiene costos y horizontes que dependen en medida decisiva de la conjunción de nuestros respectivos recursos y particularidades, tanto por razones físicas y geográficas como de umbrales críticos de demanda y complementación financiera.
Lo mismo sucede con el abaratamiento de la energía eléctrica, ya que ello permitirá que numerosas actividades regionales queden en condiciones de incorporar “in situ” a sus productos un valor agregado apreciablemente mayor en su etapa de procesamiento.
Pero estas realidades deben ser apreciadas no sólo en su valor intrínseco, sino como primeras manifestaciones de un proceso que sin duda superará largamente a lo alcanzado actualmente.
Por estas mismas razones los acuerdos de integración, constituyen también un poderoso punto de articulación y dinamización para las economías regionales, ampliando y fortaleciendo las oportunidades abiertas para ellas en el ámbito del Mercosur y los mercados de Oriente.
Como toda decisión transformadora genera preocupaciones y esperanzas, supone riesgos e incertidumbres pero, por sobre todo, plantea la apertura de nuevas oportunidades, de horizontes más amplios de comprensión y colaboración para construir un destino mejor para países y pueblos hermanos que, por fin, estrechan sus manos en las cumbres de los Andes, junto a las costas de los océanos, a lo largo de los ríos que bañan el continente.
EJES TEMÁTICOS DE UN PROYECTO PARA EL SIGLO XXI
ARGENTINA EN EL MUNDO
· Globalización, integración y desarrollo local
· MERCOSUR y ALCA : Proyecto político de desarrollo económico y social – Acuerdo de ¨ libre comercio ¨ de mercancías
· Fortalezas y debilidades de la Argentina para su inserción en el ámbito internacional
· La generación de 1880 y la generación del 2000
LINEAMIENTOS NACIONALES
· El Estado como orientador y promotor del desarrollo con justicia social
· La regulación como salvaguarda del mercado y la competencia real
· Costo económico y social del cortoplacismo sin Proyecto
· Mercado interno o exportación: una falsa disyuntiva
· El sistema educativo, científico y tecnológico como factor estratégico en la sociedad del conocimiento
· Lo local como espacio de desarrollo
· El nuevo rol del Municipio: de los servicios tradicionales a la orientación y promoción del desarrollo
REPRENSANDO EL TERRITORIO
· El puente bioceánico entre Oriente y Occidente
· La Unión Sudamericana: requisito de sobrevivencia
· Infraestructura, transporte, energía, comunicaciones para un país equilibrado
· Cuenca Riachuelo – Matanza, columna vertebral del Buenos Aires futuro
LOS ACTORES SOCIALES E INSTITUCIONALES
· Hacia una nueva cultura empresarial
· Las micro, pequeñas y medianas empresas, parte de la historia del desarrollo y de la nueva configuración de las redes productivas
· La empresa frente al desafío de la competitividad sistémica
· El trabajo, la distribución del ingreso y las necesidades sociales
· El sistema financiero como instrumento de desarrollo productivo
· Los programas de emergencia y el control social
EL PROYECTO PRODUCTIVO DE LA ARGENTINA:
· El granero y la góndola
· Productos orgánicos para una demanda creciente
· Argentina con minería, el despertar de los Andes
· Pesca: el océano, la otra frontera
· Patagonia, la energía del futuro
· Economías regionales, el aprovechamiento de la diversidad
· Turismo, el paisaje y la cultura como oportunidad
· Del bosque maderable a un ecosistema integrado
· La inteligencia y la creatividad como producto
-Biogenética
-Softwear
-Prestaciones médicas
-Energía atómica
ARGENTINA: pasado, presente o futuro: nostalgia, resignación o esperanza
PROYECTO ARGENTINA 2010: EL Bicentenario, recuperación o decadencia