Ing. Eduardo Hipogrosso
Decano de la Facultad de Comunicación y Diseño – Universidad ORT Uruguay
Analizando el desarrollo del Diseño en nuestro país, podemos afirmar que éste se encuentra en un proceso de expansión e interrelación con múltiples áreas y profesiones, lo que denota una creciente madurez laboral en este campo. Sin embargo, hace 10 años, cuando la Universidad ORT empezó a dictar su carrera universitaria en Diseño Gráfico (pionera en el país), había que convencer a los padres de los alumnos -y muchas veces a los propios empresarios-, sobre la pertinencia de la formación académica, en otras palabras, nos veíamos obligados a explicar que se trataba de una carrera de equivalencia absoluta con la de las profesiones tradicionales del Uruguay. Bastaba con señalar hacia la Argentina para poner más de una decena de ejemplos universitarios; igualmente tuvimos que recorrer un proceso de legitimación de la carrera, hasta que finalmente por la vía de los hechos el mercado terminó reconociendo que así como los Arquitectos son los idóneos para llevar adelante procesos de construcción de viviendas, los Diseñadores Gráficos son los profesionales más idóneos para construir procesos de comunicación visual. Es válido decir que en el campo específico del Diseño en Latinoamérica, las universidades – algunas antes y otras después- han tratado permanentemente de legitimar la disciplina frente a la sociedad.
La madurez de esta actividad, que a partir de lo artesanal se instala de lleno en el plano cultural, económico y social, expresa la imposibilidad de aislarla del hombre y de su constante voluntad de transformar el mundo. El Diseño está vinculado al concepto de cambio, tan indisolublemente ligado al dinamismo de nuestra época que, mimetizado con ella, puede ser entendido como sinónimo de transformación. Esta reubicación del Diseño hoy se puede explicar por razones de índole económica, pero, sin dudas, trasciende y abarca otros campos. Si entendemos el diseñar como prefigurar con un objetivo, se comprende la imposibilidad de fijar límites estrictos a esta actividad que se articula en torno a proyectar, es decir, a pensar las cosas antes de hacerlas.
El futuro del Diseño como disciplina está condicionado a la capacidad de superar la barrera profesional, de considerar la producción como objetivo último de la acción proyectual. Hoy la realidad económica, social y cultural demanda un Diseño que vaya más allá del plano artesanal. Este Diseño pugna por entender, comprender, explicar, elaborar teorías, relacionarse creativamente con otras disciplinas para enriquecer su accionar en una práctica que se denomina intervención.
El profesional del Diseño debe entender cada vez más los contextos en los que actúa. No se debe restringir a un mero interés técnico, de destrezas en base a reglas preestablecidas. Por el contrario, las acciones derivadas de la práctica pueden ser acciones novedosas que se realizan a partir de procesos de reflexión en los que están presentes el debate y la deliberación. Es necesario pensar en proyectos de Diseño que pongan en juego variables económicas, políticas, culturales, históricas y empresariales; que impliquen pensar en procesos más que preocuparse únicamente por el producto final.
La fortaleza de las carreras de la Universidad ORT se basa en la enseñanza integral del Diseño, en la formación de profesionales creativos e innovadores, capaces de aportar un genuino valor agregado en los procesos de Diseño y de generar un diferencial a la hora de desarrollar proyectos, soluciones y productos. El plan de estudios de las Licenciaturas en Diseño agrupa las materias de las carreras (Gráfico, Industrial y de Modas) en cuatro áreas que se articulan entre si, en forma horizontal, dentro de cada semestre.
ÁREA CULTURA Y EMPRESA |
ÁREA PROYECTUAL |
ÁREA INSTRUMENTAL |
ÁREA ELECTIVAS |
carga horaria 25% |
carga horaria 50% |
carga horaria 15% |
carga horaria 10% |
Los diseños de las mallas curriculares de las carreras de las opciones Gráfico, Industrial y de Modas comparten un 60% de su carga horaria dado que el objeto de formación es el Diseño, independientemente de la disciplina específica y de su campo de aplicación.
El área proyectual dominante en la currícula es el que aporta las herramientas necesarias para el manejo de los códigos de comunicación visual, metodología de proyecto y la enseñanza del Diseño propiamente dicho. Luego, un área instrumental vincula las asignaturas que aportan los instrumentos útiles para el desarrollo de proyectos de Diseño en el campo digital o tradicional.
Tradicionalmente las carreras de Diseño -con la preocupación en el producto final- han puesto el énfasis en estas dos áreas como columnas vertebrales de las mallas curriculares. La propuesta que realiza la Universidad ORT, entrelaza horizontalmente un área de cultura y empresa que hace que el diseñador no sea sólo un ejecutante de técnicas y métodos, sino que pueda ser un activo partícipe de los procesos de cambio cultural en las organizaciones; un profesional capaz de enfrentar situaciones de contextos diversos, comprendiendo cada problemática y actuando de forma de resolver con sus proyectos de Diseño las distintas variables económicas, culturales, de mercado y otras que el propio entorno contiene. Ésta es un área que promueve un desarrollo profesional y contribuye a la formación del espíritu emprendedor.
Finalmente un área de electivas permite al estudiante hacer énfasis en una especialidad que, de acuerdo con sus propósitos de inserción laboral o de investigación, podrá tomar con entera libertad para cumplir con los requisitos de formación universitaria.
Con una malla curricular de cuatro años de formación, más de 3000 horas de clases y un promedio mínimo de calificaciones, la Universidad ORT apunta a formar profesionales universitarios que no sólo sean capaces de ejercer los distintos roles a los que ha sido llamado tradicionalmente el diseñador, sino también a la formación de líderes emprendedores que lleven a la práctica sus propias ideas de negocio.
EL NIVEL DE FORMACIÓN MEDIDO EN INSERCIÓN LABORAL
Hoy se puede decir con absoluta certeza que la demanda de profesionales del Diseño por parte del mercado laboral es óptima. Las organizaciones valoran en el diseñador la creatividad para construir propuestas que solucionen situaciones de negocio.
La Universidad ORT, a través de su Coordinación de Graduados, que hace un seguimiento de las actividades de éstos y de su tasa de ocupación, ha podido constatar en noviembre del 2004 que de sus 137 graduados, el 95.6% está inserto en el mercado de trabajo, ya sea en situación de dependencia o como dueño de su propia empresa.
En favor de lo que no ocurría 15 años atrás en Uruguay, el sector empresarial hoy tiene dos características que vale la pena mencionar:
1) Ciertamente se ha constatado que hoy no existe la incorporación de idóneos en el mercado laboral. Las empresas exigen un nivel de conocimiento al ingresar que sólo lo pueden cumplir aquellos que han atravesado procesos de enseñanza formales específicos en la disciplina, detectándose una especial demanda por graduados universitarios.
2) Hay un reconocimiento de la disciplina por parte del sector empresarial, que la jerarquiza, y que guarda relación con las muestras que están dando los graduados de las carreras universitarias que, con su desempeño, han colocado al Licenciado en Diseño en un lugar de mucho más poder -por lo menos en la misma línea que el industrial-, y han demostrado a su vez que su incorporación horizontal en el proceso de producción genera más valor que su incorporación vertical.
EXISTEN NUEVAS MODALIDADES DE TRABAJO PARA LA CREACIÓN INTELECTUAL DESDE EL URUGUAY
A pesar de la crisis económica, el desempleo, el aumento de la violencia, la corrupción y otros males que penetran nuestras socioculturas, Uruguay sigue siendo un país con ventajas comparativas para sus habitantes. No en vano, nuestra capital Montevideo está catalogada como una de las ciudades latinoamericanas con mejor índice de calidad de vida.
Hay cosas que no se pueden cambiar de la noche a la mañana, entre ellas el hecho de ser apenas 3 millones y poco de habitantes. Lo fuimos y lo seguiremos siendo al menos por un buen tiempo. Pero no debemos pensar que nuestro mercado está limitado por las fronteras físicas. Las únicas fronteras son las que imponemos nosotros poniendo barreras a nuestras ideas. Debemos dejar de pensar que Uruguay es el país del “no se puede” y mostrar los caminos posibles para hacer crecer nuestros mercados.
El “Teletrabajo” es una realidad que hoy ocupa a 3000 compatriotas y que en 2008 ocupará a 50.000, según las proyecciones. Es un número elevado de personas que, desde Uruguay, trabajarán en el Mundo sin tener que salir del país.
El diseñador -por su formación y condición de comunicador que utiliza códigos estándar internacionales y por dominar las nuevas tecnologías de la comunicación- está llamado a desarrollar oportunidades de trabajo desde Uruguay para el exterior, haciendo uso de la buena infraestructura tecnológica que hoy existe en nuestro país.
Con una red de comunicaciones 100% digital, un 16% de hogares con acceso a Internet y recursos humanos con los mejores atributos de la región: 97% de alfabetización y 50% más de escolaridad en Educación Secundaria que cualquier otro país latinoamericano y con una de las mayores tasas de conectividad a Internet per cápita de América Latina, Uruguay se encuentra en inmejorable posición para aprovechar las oportunidades que ofrece el Teletrabajo. Desde Uruguay debemos mirar hacia el exterior, acostumbrarnos a ver qué está pasando en el mundo, de lo contrario será muy difícil capturar las oportunidades que se ofrecen.
Forrest Research estima que para el año 2005 se moverán 470.000 puestos de trabajo fuera de los Estados Unidos, lo que generará una oportunidad fantástica para quienes logren captar ese emplazamiento a distancia. El mundo es un mercado fabuloso y las nuevas tecnologías nos ponen a la misma distancia que a todos aquellos competidores con formación y espíritu emprendedor.
Concluyendo este análisis prospectivo desde una posición de formador, podría decir que el mundo seguirá siendo un espacio en el que las naciones pugnarán por obtener ventajas económicas por bloques. En este marco, sea cual sea el agrupamiento o bloque que integre nuestro país, su poder negociador será acotado y no logrará sortear las barreras comerciales que otros impongan (cumplimiento de estándares de calidad, valor agregado, higiene o sistemas de producción). Parece claro, entonces, que el objetivo es preparar al país para sortear estas barreras. Algo que se logrará sólo con formación y técnica. En este panorama, el Diseño puede y debe ser visto como una actividad que, responsable y profesionalmente, genera valor agregado. Logrando un aumento de la calidad y una mejora de los sistemas de producción, esta disciplina se vuelve una herramienta necesaria para generar propuestas diferenciadas en la búsqueda de negocios específicos y novedosos.
En tal sentido las universidades jugarán un rol fundamental: formar profesionales para estos desafíos. La flexibilidad y adecuación permanente de sus planes de estudios acompañarán los cambios del entorno asegurando oportunidades para su comunidad académica.
Los productos agro-industriales, textiles, derivados forestales, de la minería y de servicios demandarán Diseño aquí y en la región, en formas que, tal vez hoy desconocemos, pero sabemos que estarán presentes.
Desde la Universidad ORT nos proponemos brindar la formación necesaria para conformar una sociedad de emprendedores, de egresados con capacidad de llevar adelante sus propias ideas. Porque estamos convencidos de que, en ese estado de madurez de la profesión, los diseñadores deben estar preparados para ser empresarios de sí mismos.