Prof. Marcela Bustos
Directora de la Carrera de Diseño Industrial – Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción
El aspecto citado anteriormente por mi colega de Paraguay arroja cifras abrumadoras y catastróficas; irreversibles para algunos, reconfortante para otros (entendiendo que su desgracia no es tan grande al conocer “otra” realidad).
Sin embargo esta realidad, vista con los ojos adecuados, puede sorprendernos cuando logramos entender que es “nuestra realidad” y por lo tanto la hemos construido nosotros mismos y tenemos todavía el privilegio de intervenir sobre ella con responsabilidad.
Cuando dejamos de voltear nuestra mirada al Atlántico y la dirigimos a nuestro territorio no deja de sorprenderme el hecho que si seguimos “mirando” como se nos ha enseñado a “mirar” , nunca “veremos” como tenemos que “ver”. La pregunta pareciera ser ¿qué tenemos que ver?,,, los mismos aspectos que cualquier ser-diseñador de este mundo es capaz de ver, sólo que con un grado de asombro distinto… sensibles a una realidad social, cultural, económica, simbólica escondida por falta de “orgullo de identidad”.
Creo que la innovación para el Diseño radica en una nueva visión… no excluyente de lo que está más allá de nuestro territorio (ya que en lo “puro no hay futuro”.) Quizás ésta visión no sea tan nueva sino que mas bien tiene su radio de alcance en lo mediato, en la obviedad inevitable del espectador-diseñador de su territorio.
Redirigir la mirada hacia los distintos sectores productivos-culturales nos ubican, por ejemplo, frente a un asombroso potencial de Industrialización del artesanato…¿Es esto Diseño Industrial?.. pregunta que puede responderse con los argumentos de una realidad social asumida por un diseñador-descubridor-gestor.
Caso 1: luffa y algodón.
La realidad del sector agroindustrial es una de las fortalezas descuidadas de este país, existen productos agrícolas que tienen una gran capacidad de ser tratados como materia prima y lograr de éste una diversidad de productos tan interesantes como diversos. Falta el trabajo conjunto entre el campesino, diseñador y empresario para dar inicio a una forma de producción, ¿o será que el diseñador puede “ver” ésta realidad desde estas tres aristas?…
Caso 2: mobiliario
La cultura de la madera. Los bancos tallados en madera condensan una espesa simbología que llena de resonancias todo el horizonte cultural guaraní: por un lado significan la banca-canoa sobre la que su Dios cruza el cielo entre truenos y relámpagos; por otro, sirven de asiento para los participantes de las danzas ceremoniales; funcionan como apoyo al brujo cansado y lugar donde se reciben revelaciones y mensajes esenciales. Por último actúan como metáfora del alma después del nacimiento.
¿Qué signos revelan nuestra historia?
Dentro de las estrategias de innovación para la formación en el diseño, y con el objetivo de movernos dentro de una historia con cultura y territorio, se debe de revalorizar la percepción de lo local como signo de cambio para una identidad de origen. Se debe estimular la experiencia de lo natural con lo proyectual. No se debe deshechar lo propio, ni desconocer ya que es una fuente natural de análisis y de asimilación de experiencias. El diseño debe impulsar la capacidad de transformación de una realidad en identidad. Los paradigmas de la producción seriada deben ser vistos a la luz de una producción mas natural, quizás series cortas de producción.
Finalmente, esta realidad develada por cifras, debe de ayudar a movernos hacia una formación de diseñadores que reconozcan los valores que hacen a lo particular y los signos de vida que están implícitos en la actividad del diseño.
“Diseño sin historia, sin cultura, sin territorio, no es diseño… es frivolidad estética, no es realidad”.