d.i. Oscar Aguirre
Director Académico de la Escuela de Diseño – Universidad ORT Uruguay
Estimados colegas, autoridades y “lectores”, esta instancia ha significado una excelente oportunidad de intercambio que enriqueció culturalmente a unos y otros, “Mercosureños” y europeos dialogando en un edificio emblemático, la sede política y administrativa del Mercosur, ubicada en Montevideo, de cara al Río de la Plata.
Es de destacar el esfuerzo realizado por organizadores y auspiciantes.
En especial agradecer al creador de este encuentro, quien desde hace diecisiete años viene trabajando duro y apostando al desarrollo del Diseño en esta región, la Cooperazione Italiana y en particular a su implementador, incansable visionario del Centro Analisi Sociale, Arquitecto Augusto Chiaia.
Desarrollo
Presentar reflexiones sobre el tema en quince minutos, requiere de síntesis. A modo introductorio definiremos el enfoque de estrategia e innovación que presentamos en nuestra ponencia, registrada en el presente artículo.
Entendemos por innovación, “la capacidad del ser humano de generar novedad”. Esta definición sintetiza el sentido creador, como un potencial inherente a todos donde lo nuevo solo tiene el valor que los hombres le atribuyen.
Existen dos tipos de innovación, la “innovación radical”, que aportan en esencia las ciencias duras y son llamadas así porque no tienen antecedente, o su causa o efecto sobre la vida y el planeta son irreversibles o muy difíciles de revertir. La fusión atómica o los antibióticos o la clonación, son unos de los ejemplos más recientes.
El otro tipo es la “innovación incremental”, donde las creaciones se construyen en un número y velocidad significativamente superiores, articulándose unas sobre otras, casi como la evolución “Darwiniana” de sí mismas. Un ejemplo paradigmático es el “software” y sus versiones o actualizaciones permanentes, o el calzado deportivo que se ha segmentado hasta por tipo de competencia o condiciones del terreno. Pero este tipo de innovación, que aveces es puramente formal como en el caso de muchos electrodomésticos, desdibuja la frontera de la creación ante la percepción de copia o más de lo mismo que solemos tener, y se establece como unos de los males que arrastra la sociedad de consumo. No obstante quienes estamos cerca de los procesos de creación, producción, enseñanza o difusión del Diseño como disciplina proyectual, debemos contribuir al dibujo claro de esa frontera, y pensar en términos de “grado de innovación”. Entendiendo que estos son la “distancia entre lo original o lo nuevo y lo existente”.
Si como dijimos, la innovación es inherente al ser humano, ¿porqué algunas sociedades o regiones del planeta, históricamente aparecen como más innovadoras que otras, y muchas solo como seguidoras?. La respuesta es clara, no todos están bajo las mismas condiciones, desafíos, amenazas o visión de trascender.
Entonces definamos cuales con las condiciones para que la innovación tenga lugar.
En primer término, la existencia de una necesidad real, entendiendo que ayuda a definir el rumbo de la innovación, conquistar un mercado, responder a la competencia, aprovechar ventajas logísticas, etc.
La segunda es la formación, no sólo en su concepto tradicional inducción, deducción y dialéctica, sino fuertemente enfocada a la investigación y alimentar los procesos de divergencia, entendiendo por ellos “la capacidad de vincular elementos en principio no vinculados para dar lugar a una novedad”. Este ha sido un componente de la inteligencia muchas veces relegado en los procesos de formación.
La tercera condición es la investigación y el establecimiento de mecanismos de formalización y universalización o globalización que permiten las telecomunicaciones. Le sigue la cuarta condición, la transferencia a la industria. Es en este punto donde la creación sale del laboratorio y pasa a ser una verdadera innovación. Ésta se consolida en la industria y ese debe ser el paradigma, la innovación es efecto sobre la sociedad y el mundo.
Para ello hace falta la quinta condición el entorno político. Es decir la generación de condiciones que la sociedad se da a sí misma para desarrollar la innovación. Las políticas gubernamentales son el único instrumento orgánico sobre el que recae tal responsabilidad, ellas crean las condiciones para que los individuos y las organizaciones empresariales encuentren los estímulos adecuados, y delinean las estrategias generales que en materia de innovación seguirá la sociedad.
Es momento de definir nuestro enfoque de estrategia. Entendemos que ella, plantea los lineamientos generales que determinan nuestras acciones en pro de un fin específico.
La innovación se da en un contexto mixto. En un ambiente externo a la innovación, lleno de oportunidades, amenazas y expectativas del mercado. En un ambiente interno a proceso de innovación cargado de fuerzas, debilidades y nivel de sus recursos humanos.
Particularmente para las empresas de nuestro país, cualquier segmento del mercado mundial les es grande, absorbe sus recursos y establece fuertes lazos de dependencia comercial. Esta estrategia de crecimiento, es la más real que puede tener nuestro país si pensamos dentro del clásico modelo de estrategias competitivas de M.Porter, liderazgo por costos, diferenciación y segmentación.
Pero este modelo no brinda los suficientes elementos de acción, donde la simetría de pesos termina, en el mediano y largo plazo, fuera del control de nuestras empresas.
Por ello se impone pensar en términos asociativos para el desarrollo industrial y económico del país. De hecho la conquista de segmentos es una realidad ineludible, por lo tanto no es una estrategia genérica y no de marca país. Tampoco lo será querer significarse como país innovador, pues es condición de muchos. La innovación simplemente debe hacerse e integrarse como el agua de la vida. Sin este elemento no se vive ni se crece.
Pensamos que el “modelo de estrategias competitivas para Uruguay”, podría desarrollarse bajo los ejes,
– nivel de educación y formación de sus ciudadanos, basados que la media del País es superior en varios índices a la de la mayoría de los países de América Latina (por ejemplo 3,1% de analfabetismo).
No obstante, debe desarrollarse una política de estado que tienda al aseguramiento del acceso para todos sus ciudadanos a la formación secundaria y técnica superior, e incrementar las cifras, en mediano plazo (tres-cuatro años), al ámbito terciario a 90.000 estudiantes, (hoy 60.000), y al ámbito Universitario a 97.000 estudiantes, (hoy 87.000), basados en datos 2003 del Instituto Nacional de Estadística.
Estimular activamente la formación en investigación mediante postgrados y doctorados.
– compatibilidad cultural con Europa Occidental y el gran parte de América. El proceso migratorio y demográfico, así lo marca, por lo cual debemos dar a conocer esta realidad y de los procesos de integración de aspectos culturales como la enseñanza de los idiomas europeos en el sistema educativo, así como el esfuerzo que las comunidades hacen por mantener su herencia cultural. Aspectos que deben ser conocidos masivamente en Europa. Programas de difusión cultural, en medios, cine, exposiciones, y el deporte pueden ser los vehículos para esto.
– el concepto ciudadanos uruguayo ciudadano del Mercosur propendiendo a eliminar mentalmente las fronteras limítrofes de cara al mercado de trabajo. Pensar que los ciudadanos Uruguayos que estarán ingresando al mercado de trabajo del año 2045, vivirán en una plataforma integrada regional funcional. Y que esa ventaja en materia de mercado de trabajo se puede en escala incipiente empezar a usufructuar hoy, si las instituciones preparan a los individuos para ello. No para que emigren, sino para que sean “competitivos en el mundo”, incorporando práctica de teletrabajo desde Uruguay.
– cuidado de la naturaleza e innovación responsable. Nuestro “retraso industrial” nos da la posibilidad de construir sin tropezar con la piedra que otros han tropezado. Es una ventaja comparativa, poder observar lo que en otras regiones ha pasado en materia de agresión al medio ambiente, seguramente ello ayude a tomar decisiones mas acertadas. En este punto no tenemos excusas.
– respeto al derecho individual como base constitutiva de una sociedad madura.
– y un fuerte sistema de seguridad interna. Hoy una ventaja real, pero que se debe reforzar ante el crecimiento de la delincuencia internacional. Este si que es un diferencial fuerte a la hora de elegir donde vivir, o de elegir a donde mandar a los hijos a estudiar o pasar las vacaciones.
Es en este marco general, es que formulamos desde nuestra perspectiva, los cuatro puntos centrales de una estrategia para la innovación en Uruguay.
A) Formación para la innovación, en los negocios, la tecnología y el producto. El sistema empresarial en su conjunto debe re pensarse en términos de creación. La implementación de políticas de estímulo a la innovación no puede esperar. La incorporación al mercado de trabajo de profesionales con talento y nuevas ideas en materia gerencial, ingeniería y diseño se imponen, sobre todo en esta última figura profesional. No se concibe en el mundo I+D sin diseñadores para la mayoría de las actividades industriales.
B) Desarrollo de capacidades para una rápida y eficaz asimilación de la tecnología industrial. El sistema de formación deberá dar un rápido vuelco en materia de formación técnica para preparar personan con idoneidad, el sistema empresarial debiera generar un banco de datos de tecnología disponible , de su tasa de uso y eficiencia técnica. Lamentablemente conocemos muchos casos de infraestructura sub empleada. Es necesario poder analizar que otra cosa se puede hacer con el parque instalado. Seguramente mucho mas de lo que hoy se hace.
C) Desarrollo de capacidades asociativas regionales. Unido a los dos puntos anteriores, se debe buscar la complementación con terceros países en materia de capacidad instalada o de procesos de innovación, mediante la creación de redes de interés industrial en el sector de las Pymes. Ellas tienen un potencial de agregación veloz, son más flexibles, el riesgo esta distribuido y se incrementan las posibilidades de encontrar proyectos exitosos.
D) Fomento de la circulación regional de bienes y servicios de capital, asociados a I+D+i. Con la Región y Europa, generar alianzas para promover leyes que permitan la circulación de tecnología, capital, conocimientos, herramientas y personas, vinculadas a procesos de innovación. En la búsqueda de construir nuevos paradigmas.
“Todos tenemos el mismo potencial, el intercambio y la diversidad compatible, son la fuerza de nuestras sociedades”.